jueves, 17 de mayo de 2007

¿ELECCIONES? ¿ O LA DANZA DE LOS MILLONES?
Por: Luis Johvanil Pérez

"Tendremos que arrepentirnos en esta generación,
no tanto de las malas acciones de la gente perversa,
sino del pasmoso silencio de la gente buena... "
Martin Luther King




Lynn, Massachusetts- En nuestro país se deben crear los mecanismos eficientes para que los políticos no sigan malgastando de manera descarada los recursos del Estado. Es un secreto a voces que los partidos políticos son alianzas de individuos que venden falsas esperanzas a la población, pero que el único objetivo de estos profesionales de la mentira es llegar al poder a través de sus partidos para burlarse de las necesidades de los más necesitados y lograr ellos escalar posiciones económicas sólidas en base a las necesidades de un pueblo que no merece más burlas con tan visibles descaros.
El Partido de la Liberación Dominicana- PLD- cuenta, para el próximo torneo electoral, con las facilidades que da el poder estar administración los bienes del Estado, las facilidades de ejercer la posición de primer ejecutivo de la Nación, en un país donde sus administradores perdieron toda señal de moralidad. En un país donde hoy dirige el PLD, pero mañana puede ser el PRD o el PRSC, con tan mala suerte que no importa el color morado, blanco o rojo o rosado, porque el objetivo es el mismo: sacarle el mejor beneficio a las arcas del Estado mientras se esté gobernando.
Todo mundo sabe que dirigentes del PLD estuvieron ofreciendo dinero y facilidades a dirigentes del reformismo para evitar que la llamada unidad rosada se diera entre perredeistas y reformistas, la inversión física y económica hecha por los peledeistas no se dio, ahora se publica un documento “secreto” donde se pone en evidencia que el PLD pondrá en funcionamiento un plan B para evitar que la alianza rosada triunfe en las elecciones congresuales y municipales; la compra de dirigentes perredeistas y reformistas disgustados; es como pescar en río revuelto.
Decimos comprar dirigentes porque ofrecer posiciones en el tren administrativo, al igual que apoyo para posiciones electivas es comprar dirigentes ¡ ay! si Juan Bosch estuviera vivo. Pero el cambio de colores de morados, blancos y rojos no debe causar extrañeza, entre ellos es muy común el dicho que dice ‘por la plata baila el mono’, a lo que los grupos e individuos progresistas deben oponerse es a que esas compras se harán con los recursos del Estado.
El PLD, usando el dinero de las arcas del Estado, comprará dirigentes de la oposición con recursos que mejor pueden ser usados para construir escuelas, equipar hospitales, clínicas rurales o el arreglo de calles y caminos vecinales. A los políticos les importa tan poco el bienestar de quienes- llenos de esperanzas- votaron por ellos, que prefieren invertir millones de pesos comprando a 20 ó 30 dirigentes que construir obras que beneficiarán a miles de personas. En este proceso electoral rodará tanto el dinero que nos hará recordar los tiempos de cuando los perros se amarraban con longaniza.

El PLD sufre de un cáncer interno que lo afecta desde que surgió en 1973; carece de dirigentes populares en las ciudades y poblaciones del interior que obliga a su dirección a escoger en cada proceso electoral a “prestantes” figuras extrapartidos para llenar sus nóminas y, con todo su sofisma, no han logrado erradicar este mal, razón que los desespera aún más.
La gente del gobierno perdieron las perspectivas y parece ignorar de que el favor de los votantes se logra construyendo en base a las necesidades de cada población y no comprando, con el dinero que no es de ellos, a los dirigentes populares disgustados del PRSC y el PRD.

En todo esto lo más criticable es la posición que asumen las organizaciones civiles, creadas para velar en contra de la corrupción y de los Derechos Humanos, por su silencio antes estos hechos. Silencio que, por las apariencias, se puede interpretar como cómplice.
Creo que organizaciones civiles como Participación Ciudadana, Finjus y otras similares deberían mantenerse al acecho de las acciones de los partidos en cada proceso electoral para- sin temor y de manera responsable- denunciar el uso y abuso de los recursos del Estado, aunque los afectados por las denuncias, quieran ubicar a esas organizaciones en los grupos contrarios. Ubicar a los denunciantes del uso descarado de los recursos públicos en la parcela contraria es una forma de censurar o hacer callar.
Las denuncias constantes, bien fundamentadas, dejan sus frutos en la población y pueden servir para que los más necesitados, que son la materia prima de los políticos, despierten y comprendan que ellos deben encausar sus simpatías hacia otras alternativas hasta encontrar la que real y efectivamente garantice su bienestar y defienda sus intereses de clase.

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